Si te apuntas a una actividad física nueva, al principio tendrás
muchas agujetas hasta que tu cuerpo se acostumbre. Pero hay una solución muy
sencilla. Después de entrenar, hay que intercambiar agua caliente y agua fría
en la ducha. Si te atreves a probarlo, no tendrás tantas agujetas el día
siguiente. El único problema es que la solución tal vez sea peor que el
problema…
No hay comentarios:
Publicar un comentario