Cuando era niño, me gustaba mucho el kayakismo. Muchas veces
me tocaba hacerlo contra el corriente del río en mi ciudad natal. Me acuerdo
que tenía que tener mucha paciencia. A veces parecía que el kayak no se movía.
Pero si descansaba un momento era asombroso con que rapidez iba hacía atrás.
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