"The Birth of the son of God" by R. Gopakumar [1] - Own work. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Commons
Es el lunes por
la mañana. Un compañero llega a clase lleno de orgullo por qué su equipo ha
ganado este fin de semana. Muy bien. ¿Esta persona ha marcado un gol? ¿Ha
jugado? ¿Ha entrenado? Pues, no. Lo que pasa es que quiere tener un poco de
gloria reflejada. No pasa nada. Los humanos somos débiles. Se lo permitimos.
Pero cuando vemos
la misma tendencia en las artes marciales, me preocupa un poco. En algunos
casos, si alguien habla mucho de lo increíble que es su instructor; nombra su
club por el fundador de su linaje; y dice que su linaje es el mejor linaje del
mejor arte marcial, podemos ver la misma tendencia. Las artes marciales no son
mágicas. Si no tienes talento y no quieres meter muchas horas, puedes entrenar
con el mejor instructor del mundo mundial y no sacarás nada. Ante todo, alguien
que practica un arte marcial debería tener una actitud de humildad, en mi opinión.
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