lunes, 6 de febrero de 2012
Memorias del Basement
Cuando me mudé a Londres en el año 2000, había muy poca información sobre las artes marciales en internet. Había oido el nombre de Nino Bernardo, pero era muy difícil encontrar su número de teléfono o la dirección de su kwoon, The Basement (El Sótano). Mientras investigaba, iba a visitar a otras escuelas de wing chun y de kali, pero no encontré un sitio que me convencía del todo.
Después de un tiempo, encontré a alguien que tenía la dirección del Basement y un horario. Fui en bici a Stoke Newington después de currar, pero me costó encontrarlo y me perdí un par de veces. Resultó ser un sótano de una nave en una calle un poco oscura. Había que pasar por un trastero lleno de herramientas para entrar en el kwoon.
La clase ya había empezado cuando por fin entré. Me acuerdo que era un sitio de contrastes. Había gente de todas las razas. Nino estaba allí con su bebé en una cesta. Había espejos rotos, mucha armadura en las paredes y una pintura enorme de un dragón. Escuchaban jazz-funk en la radio. Me acuerdo de ver muchos triángulos y espirales cuando la gente hacía sus formas. Vi un chi sao caliente por primera vez y me impresionó mucho.
Me quedé hablando con Nino un buen rato. Me dijo que él era estudiante del difunto instructor Wong Shun Leung y explicaba su idea de los "efectos secundarios" del sistema. Me dijo que si tienes que defenderte alguna vez, hay que pegar fuerte en vez de jugar al chi sao. Luego probé la primera sección de la primera forma por primera vez. Al final, hablé un rato Eddie (el señor de la foto) del estilo de gong fu que había practicado antes. Decidí apuntarme.
Después de unos meses, Nino se fue a Ibiza. Dejó el Basement en manos de Kev, un estudiante suyo. También venía mucha gente que llevaba mucho tiempo en el sistema, como Guy, Lemmy, Kenny, Mark, Johnny, Hughie, Chris, Ash, Tony y Sam. Me acuerdo que llevar más de diez años entrenando era algo bastante común allí.
Aunque el chi sao no es una pelea, la gente de Londres entrena con mucha intensidad. Muchos de ellos tienen una técnica impresionante después de entrenar dos veces al día. Para muchos de ellos, el wing chun es la segunda arte marcial que aprenden. Todos pegan fuerte, la mayoría con mucho control. Aún así, realmente pasé algún momento de terror al principio. Si alguien te ponía en una esquina, solo había una manera de salir y no era muy agradable. Dicho eso, todos eran muy generosos con su tiempo y sus conocimientos.
Kev mantuvo el Basement abierto durante unos años, aunque al final cambiamos de local y dejó de ser un sótano. Cuando por fin lo cerró, Guy abrió The Warehouse (La Nave), un kwoon magnifico que mantiene vivas las mejores tradiciones del Basement. Entrené allí un par de años antes de volver a España y todavía voy a visitarles cada vez que me toca un viaje de negocios a Londres. Me alegro de mantener el contacto con los chicos y de seguir practicando este estilo tan maravilloso.
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