Después de reflexionar mucho, creo que la mejor manera de pensar en el wing chun - por lo menos dentro de nuestro enfoque - es como si fuera un edificio con tres pisos. La planta primera contiene los efectos meditativos del sistema, sobre todo de la primera forma. En este piso, aprendemos a prestar plena atención a nosotros mismos y a nuestros cuerpos.
En el tercer piso, hay unas pocas técnicas y tácticas de combate. Creo que la clave para entender este piso es el tiempo que pasamos buscando una reacción automática a ciertos movimientos. Esto nos puede ayudar mucho si nos encontramos en una situación de auto-defensa, sobre todo si alguien intenta sorprendernos con un ataque violento. El cerebro se puede quedar congelado, pero queremos que las manos reaccionen sin tener que pensar.
Las tácticas de wing chun también parecen muy adecuadas si alguien nos ataca con mucha agresión, pero poca técnica. El sistema nos enseña que tenemos que salir de la línea del ataque con buena postura y luego lanzar un contra-ataque en una nueva línea, corriendo el menos peligro posible.
Las técnicas de wing chun también parecen diseñadas para estas situaciones de auto-defensa. Aprendemos a usar nuestros puños sin romper la mano si pegamos sin guantes. El sistema también contiene pistas de cómo usar nuestra técnica contra la fuerza ajena.
Eso sí, no deberíamos pensar que el wing chun contenga todas las repuestas de auto-defensa en una sociedad moderna. Hay muchas cuestiones que quedan fuera del programa de estudios tradicional. Por ejemplo, ¿qué dice la ley de tu país sobre la fuerza adecuada? ¿Cuáles son las tácticas más comunes de criminales en tu ciudad? ¿Los malos cómo elijen sus víctimas?
En mi opinión personal, deberíamos estudiar estas cuestiones si tomamos en serio nuestra seguridad. Hay que evitar el riesgo de caer en paranoia, pero también hay que evitar andar por las calles con la cabeza en las nubes.
Finalmente, nuestro entrenador principal, Nino Bernardo, suele decir que sería más barato y más fácil contratar a un guardaespaldas que aprender gung fu. Dice que los efectos secundarios del sistema (lo que llamo aquí los dos primeros pisos del edificio) tienen mucho más importancia que la preparación para una pelea que igual no viene nunca.
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